lunes, 2 de febrero de 2009

Las geishas ultra-saturadas de Giorgio


No fue sólo alta costura, no fue sólo una conjusión de formas y patrones, fue el hijo entre Shangái y Paris que sólo pudo ser concebido por Giorgio Armani.
La alta costura de la casa Privé fue una de las que más me impactó en la semana Haute Couture de París; vestidos que trajeron de vuelta el color a la moda monocromática que se impone entre las últimas colecciones de las firmas más importantes; formas ornamentales mezcladas con texturas cautivantes, recordando casi escamas de dragones y arquitecturas chinas, siluetas riesgosas con hombros Pagoda y blazers que dibujan nuevas caderas en la siluetas de sus modelos; todo digno de admirar.
Esta pasarela me cautiva, más que por sus colores, por su variedad, y es que Armani sabe contar una historia en la pasarela de tal manera que el primer y el útlimo look se mezclen como nunca lo harán el agua y el aceite. Los atuendos ceñidos al cuerpo iniciaron la historia que salió de bastidores: faldas, blazers y pantalones con un patronaje tan creativo como estructuras sagradas orientales. Los vestidos se fueron alivianando mientras los colores los invadían, camisones indigos copularon con faldas y abrigos amarillos.
El desfile terminó con una gama extensa de vestidos que avivan la elegancia Armani en lineas novedosas pero no entrincadas; apareció el rojo chino en los últimos loooks celebrando en los vestidos Privé el nacimiento del año del buey ese día en la pasarela.


Rale.

No hay comentarios: